viernes, 25 de diciembre de 2009

FORMAS DE HABLAR... EN EL XVI ENCUENTRO DE TEATRO LATINOAMERICANO

A partir del martes 19 de Enero, y hasta el sábado 30, "Formas de Hablar..." se estará presentando en el marco del XVI Encuentro de teatro Latinoamericano en Copiapó, Atacama, Chile. Estaremos recorriendo las localidades de Copiapó, Tierra Amarilla, Diego de Almagro y Caldera, junto con elencos procedentes de Cuba, Venezuela, México, Colombia y Chile.

Nos gustaría agradecerles a todos su apoyo a lo largo de este camino, y aprovechamos para desearles un Feliz Año Nuevo.

¡¡¡Nos vemos en el 2010!!!

lunes, 29 de junio de 2009

ALGUNAS OPINIONES DESPUÉS DEL ESTRENO:

El teatro, en principio, es cuerpo, sangre y alma y la escenografía, el maquillaje, el vestuario, la iluminación, el sonido, en fin, resultan de calidad en tanto “vistan” coherente y adecuadamente a ese “ser” que es el teatro. Y es que el teatro es verdaderamente cuerpo, sangre y alma porque, siendo ficción, es su deber mayúsculo escapar de la ficción. Las personas/actores/personajes salen al escenario a poner su cuerpo y su voz y lo que sucede está sucediendo ahí y ahora; no hay segunda ni tercera toma. De ello mismo resulta que el teatro es verdad, una verdad dentro de la ficción.

Cuando texto, cuerpos y voces encuentran su perfecto correlato con el vestuario, la escenografía, el maquillaje, en fin, la puesta, se puede decir que se ha cumplido el objetivo de llegar a una obra de calidad.

En esta versión del texto de Veronese se ha apuntado, más que a una significación histórica, a la esencia misma del drama humano. Lo central viene a ser aquí, al desnudo, el poder, los medios de manipulación, la perversa seducción, el quiebre de la voluntad, el engaño y la trampa, el sometimiento al sistema implantado, al abuso del poderoso sobre el sometido. Desde esta perspectiva también sería lícito pensar esta obra desde cualquier otro plano en el que se plantee “el juego del gato y el ratón” y hasta podría leerse como una suerte de crítica al ya tan malgastado uso del psicoanálisis.

Leonor Capeto. Escritora, ensayista.

Esperamos volver y esperamos que vuelvan, pero nadie vuelve, pero nunca nada vuelve. Es posible que la intención de Daniel Veronese, autor de Formas de hablar de las madres de los mineros mientas esperan que sus hijos salgan a la superficie, difuso título de una obra de perfecta concisión y claro significado, no haya sido la de traer al recuerdo –o al inconsciente– del espectador esa sentencia abrumadora, pero ella tiene implacable presencia en las escuetas escenas de la representación que ha tramado.

Y sí, nadie vuelve, nadie emerge de nuevo a la superficie, a la verdad, a la libertad, a la felicidad: todos estamos marcados por una elección tomada alguna vez, alegre, confiada, esperanzadamente. La clave de la obra puede ser la impasibilidad de la ignominia revestida de poder, la manipulación psicoanalítica o aun el insignificante y correcto vecino que sólo puede existir en tanto somete a otros, pero ésa es una minucia intrascendente: lo que aquí vale es que la puesta de Emiliano González Portino atrapa y exhibe una instancia fundamental entre las lástimas que acosan a la vida, y eso no es poco.

Texto complementario de los movimientos escénicos, la puesta –acaso por necesidad– pone en el escenario a tres actores, dos de los cuales se multiplican en un puñado de personajes con apenas muy ceñidos cambios en la vestimenta y sin más ayuda que la disposición talentosa. Tal vez casualmente queda creado así otro símbolo: ante el ser sufriente todos son iguales, todos son lo mismo.

Fernando Sánchez Zinny. Periodista.

domingo, 21 de junio de 2009

 Trate de recordar Isabel... ¿A ver, cómo le decía? ¿Cómo era su marido, era parecido al señor Gutiérrez, otra forma de cara?

sábado, 20 de junio de 2009

Los túneles de las minas son como laberintos. 
¿Cuántos se habrán perdido por ahí?

martes, 16 de junio de 2009

POR QUÉ ESTA OBRA. POR QUÉ ESTA PUESTA.

Cuando me enfrenté por primera vez a los trabajos de Erica Baum, “Play” y “Them”, no pude evitar una mezcla de satisfacción e inquietud. Inicialmente entendí esto como la reacción lógica de la visión de ciertos elementos aislados de su contexto, de los que se desprende una multiplicidad de significados posibles, en los que interviene el acervo político, histórico, social y personal del observador. Es así que estos elementos aislados de su contexto de juegos infantiles, cobraron una dimensión inquietante.

Por otro lado, más allá de no hacerlo de forma explícita, la obra de Daniel Veronese “Formas de Hablar de las Madres de los Mineros Mientras Esperan que sus Hijos Salgan a la Superficie”, reflotaba en mí diversas imágenes referidas al peregrinar de las “Madres” por los diversos despachos oficiales. Sin embargo, no podía dejar de tener la sensación de que había algo más. Algo que no se podía circunscribir a solo un período de nuestra historia. De nuestra identidad.

Y esa fue la palabra clave. El nexo entre la inquietud generada por los trabajos de Veronese y Baum. El marco desde el cual se disparan las diferentes lecturas, no solo de las obras sino de los hechos, conflictos y tragedias que más allá de lo histórico y político, nos atraviesan en lo personal. En lo más profundo de nuestras individualidades.

¿Somos lo que somos?

¿Lo que decimos ser?

¿Lo que nos dicen que somos?

¿Lo que queremos ser?

¿Somos en función de lo que decimos ser en el presente, de lo que fuimos en el pasado o de lo que queremos ser a futuro?

¿Cuál es, en definitiva, el verdadero sentido de la palabra Identidad?

Es en medio de todas estas preguntas que la obra de Veronese se expande, se multiplica, se universaliza, de la misma manera que los juegos fotografiados por Erica Baum.  

Y esto es, en definitiva lo que los convierte en obras de arte imperecederas. Tan imperecederas como los interrogantes que anidan en lo más profundo de nuestro ser.

Emiliano González Portino.