Cuando me enfrenté por primera vez a los trabajos de Erica Baum, “Play” y “Them”, no pude evitar una mezcla de satisfacción e inquietud. Inicialmente entendí esto como la reacción lógica de la visión de ciertos elementos aislados de su contexto, de los que se desprende una multiplicidad de significados posibles, en los que interviene el acervo político, histórico, social y personal del observador. Es así que estos elementos aislados de su contexto de juegos infantiles, cobraron una dimensión inquietante.
Por otro lado, más allá de no hacerlo de forma explícita, la obra de Daniel Veronese “Formas de Hablar de las Madres de los Mineros Mientras Esperan que sus Hijos Salgan a la Superficie”, reflotaba en mí diversas imágenes referidas al peregrinar de las “Madres” por los diversos despachos oficiales. Sin embargo, no podía dejar de tener la sensación de que había algo más. Algo que no se podía circunscribir a solo un período de nuestra historia. De nuestra identidad.
Y esa fue la palabra clave. El nexo entre la inquietud generada por los trabajos de Veronese y Baum. El marco desde el cual se disparan las diferentes lecturas, no solo de las obras sino de los hechos, conflictos y tragedias que más allá de lo histórico y político, nos atraviesan en lo personal. En lo más profundo de nuestras individualidades.
¿Somos lo que somos?
¿Lo que decimos ser?
¿Lo que nos dicen que somos?
¿Lo que queremos ser?
¿Somos en función de lo que decimos ser en el presente, de lo que fuimos en el pasado o de lo que queremos ser a futuro?
¿Cuál es, en definitiva, el verdadero sentido de la palabra Identidad?
Es en medio de todas estas preguntas que la obra de Veronese se expande, se multiplica, se universaliza, de la misma manera que los juegos fotografiados por Erica Baum.
Y esto es, en definitiva lo que los convierte en obras de arte imperecederas. Tan imperecederas como los interrogantes que anidan en lo más profundo de nuestro ser.
Emiliano González Portino.
De la mina nada se sabe, excepto que está ahí como un inasible laberinto infinito al mejor estilo de “Ante la ley” de Franz Kafka. En el umbral de entrada, un hombre y su secretaria se encargan de decidir sobre la vida de los trabajadores. Por otro lado, una madre que busca respuestas de su hijo es convocada misteriosamente a esta oficina y pregunta por él. Este es el punto de partida de la obra Formas de hablar de las madres.... escrita por el dramaturgo argentino Daniel Veronese y dirigida por el joven director/dramaturgo Emilano Portino e interpretada por Florencia Naftulewicz, Alejandro Hodara y Cristina Osses. La propuesta del elenco es completa, bien trabajada y creativa. Los actores, ante el difícil desafío que propone el texto de Veronese, responden muy bien....no se la pierdan!!
ResponderEliminarArte Teatral 15/06/2009
Felicitaciones a todos, muy bueno lo que hacen, me gusto mucho.
ResponderEliminarNuria
Buenisima!! un clima profundo... de laberinto... de perdida! me encantó
ResponderEliminar